- Las cejas son, inevitablemente, un reflejo de nuestras emociones.
Por: Beatriz Cisneros
Nadie imaginó que la ceja sería un punto muy importante en la decoración del rostro; la hemos depilado, puesto aplicaciones como los piercing o anillos, la hemos pintado de colores o también decolorado.
Hemos adaptado las cejas a la época o a la cultura.
Hablando un poco de la historia de la ceja, sabemos que desde nuestros antepasados, ésta ha sido decorada de diferentes formas.
Algunos arqueólogos cavaron en tumbas de egipcios o griegos y descubrieron cajas con cosméticos y herramientas pequeñas, contenedores con diferentes pigmentos y eye kohls. Existe la evidencia de que los ojos y las cejas se pintaban de forma fuerte y gráfica.
Las tribus se dibujaban códigos y utilizaban pigmentos sacados de las plantas o animales, obteniendo así los colores cereza y verde olivo.
Mucho tiempo después, los hombres en las civilizaciones persas comenzaron a maquillar sus cejas para protegerse del sol y el polvo.
En las revistas de mujeres de la época victoriana se daban recetas caseras para hacer cremas, perfumes, shampoos en seco y pigmentos para maquillarse.
Y ¿cómo no mencionar a la revista Vogue?, que desde hace más de 100 años empezó a dar tips de maquillaje para alentar a las mujeres a comprar cosméticos.
En cada periodo, la ceja ha sido por excelencia el indicador de las emociones y expresión del rostro.
Regidas por pequeños músculos en la frente, las cejas pueden hablar por sí solas; se arquean cuando te sorprendes, se juntan cuando te enojas y puedes fácilmente mostrar tristeza, ironía o felicidad.
El tema de las cejas es apasionante, en otros artículos te hablaré sobre las diferentes épocas y culturas.
¿Alguna vez te habías preguntado el por qué nos decoramos o maquillamos las cejas? Todo tiene una razón en esta vida.
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