Casi en el corazón de la Ciudad de México se encuentra un lugar que ha visto tanta historia que sería difícil describirla en unos renglones.  Aunque sólo tenga alrededor de 44 años de servicio, este lugar ha visto marchar ejércitos, la caída de héroes y edificios, así como la evolución de la ciudad; me refiero a la plaza de artesanías en la Ciudadela. Ubicada en la calles de Balderas y Emilio -a unas calles de nuestro recorrido de la semana pasada, el Mercado de San Juan– la Ciudadela fue fundada cuando llegaron algunos indígenas oaxaqueños para comercializar sus productos.

En sus innumerables pasillos te podrás perder en un mundo que va desde esculturas precolombinas de Quetzalcoatl, Tlaloc, estelas mayas, hasta alebrijes de todos los tamaños.  Quizá cuando entres por primera vez te sientas un poco intimidado por no saber en dónde empezar, no tengas miedo y sigue tus pasos, no existe un orden establecido digamos por estado o pueblo indígena, por lo que la única forma de encontrar ese recuerdo perfecto de México es recorrer sus pasillos llenos de color, cultura y tradición.
 

En tu recorrido te asombrará el mundo de color de las artesanías de las diferentes regiones de nuestro país, como Tlaxcala, Jalisco, Michoacán, Puebla, Chiapas, por mencionar algunos, y existen para todos los gustos, desde el clásico tequilero, la talavera de Puebla, el sombrero de charro y obvio su guitarra,  el buen zarape multicolor mexicano, hasta el más fino barro negro de Oaxaca, pasando por figuras de madera, los alebrijes de gran tamaño y pequeños.

Si lo que buscas es decoración más grande para tu casa, también existen locales especializados en hacer espejos y vitrales que van desde lo clásico a lo “antiguo”. Obviamente también se venden artesanías para los más pequeños y para los «ya no tanto», como el trompo, que hacen que los recuerdos vuelen a una época donde el jugar no era frente a una pantalla y el ochenta por ciento de la diversión era imaginación.    

 Si lo que buscas es algo un poco más exótico, existen algunos locales con artesanías precolombinas, uno en la entrada principal, otro por la entrada del estacionamiento y el tercero que es el que te reto a encontrar. A lo lejos para ser un caos de rocas, figuras y máscaras que tal vez desmotive un poco al comprador que no quiere “ensuciarse”, pero haz que tus sentidos busquen esa figura, grande o pequeña,  que rara vez encontrarás en algún otro mercado de artesanías. Son reproducciones, así que no te preocupes si te llevas un calendario azteca de 2 metros (si tu bolsillo te lo permite).

Como es un mercado muy turístico y obviamente asiste mucho extranjero, los precios pueden estar un poco elevados.  Recuerda que no siempre lo primero que veas será lo único, así que camina y busca el mejor precio.

¿Qué esperas para adentrate en el colorido mundo de la artesanía mexicana, que va desde la madera más humilde hasta los materiales más costosos del mundo?, y si tienes hambre también existe una área de “antojitos” mexicanos a la mitad de la plaza, donde probarás el arte culinario de una buena quesadilla de huitlacoche, pozole o tacos con una buena salsa de habanero para la energía que necesitas para recorrer los pasillos llenos de color, tradiciones, leyendas e historia de nuestra hermosa nación.